sábado, 25 de abril de 2009

Alfonsín y su legado

Para los que ya teníamos uso de razón, en los albores de la nueva democracia, que comenzaba a gestarse en los años ochenta, mostramos un gran aprecio por Raúl Alfonsín y su gesta, pero somos concientes que la vuelta a la democracia se la debemos al pueblo argentino que supo valorar sus fuerzas, dejando al descubierto las atrocidades políticas y económicas cometidas por esas juntas militares cipayas y sus aliados, sin descontar su responsabilidad por todos los crímenes de lesa humanidad cometidos. Por suerte y para la salud de la democracia argentina, los crímenes cometidos por la más sangrienta de las dictaduras militares, hoy son juzgados como corresponde.Si bien el pueblo, con la aparición en la esfera política del coronel Perón, no dejó de ser peronista, el miedo latente a la vuelta de un peronismo que, todavía no había superado la muerte de su líder, con una juventud maravillosa que había sido masacrada por los militares genocidas(genocidio comenzado por algunos sectores fascistoides lopezreguistas de las AAA, promotores del golpe), el recuerdo fresco de la incapacidad de gobernar de Isabel, la presencia de candidatos que habían firmado decretos que facilitaron el golpe y que no llegaban al pueblo, la ausencia de la verdadera militancia peronista que propició en su momento la fórmula Perón - Cámpora, que hubiese cambiado la historia… y un radicalismo renovado, que había superado al viejo “balbinismo”, con un Alfonsín con convicciones, que le devolvía la autoestima al pueblo, que por lo menos se jugó en presentar recursos de hábeas corpus ante desapariciones y defendió a presos políticos, que pregonó que con la democracia además de elegir, se podía comer, educar y sanar y que supo sintetizar ese renacer democrático del pueblo, los electores optaron mayoritariamente por sus propuestas.Con la muerte de Alfonsín, figura a la cual no podemos negar que fue un hombre honesto, de fuertes convicciones y además fundamental en la recuperación de la democracia, pero que a su vez tuvo grandes contradicciones, que hizo perder la ilusión a gran parte de los argentinos con “la casa está en orden” que abrió el camino a las leyes de la impunidad como la “obediencia debida “ y “el punto final”, con la hiperinflación incontrolada que acentuó el hambre del pueblo; pero que tiene en su haber, el importante logro de sentar las tres juntas militares en el banquillo de los acusados, crear la Conadep, entregar el gobierno a otro presidente elegido por elecciones democráticas, se cierra una nueva etapa en la historia argentina. Como ocurre con la muerte de cualquier figura importante, siempre se trata de resaltar sus virtudes y sus logros, y porque no, disimular sus defectos y errores. Todo podría considerarse como normal, pero no cuando se evidencia que, el monopolio mediático ejerce una presión solapada sobre la opinión pública, porque convengamos, más allá de que se trate de hombre en que la historia le tiene reservado un lugar, la reacción de los más de 50000, no fue del todo espontánea, como los millones que lloraron a Evita después del anuncio por la cadena nacional, ya que la inducción de los medios sobre todo televisivos y también por arrastre los radiales y escritos resultó algo exagerada. Pasaron desapercibidos en esos días, los exacerbados hechos de violencia, el reclamo de la “mesa de enlace sojera”, la reunión del G20. Además, se puede notar visiblemente, utilizando su muerte, un intento de catapultar a los que hoy se autoproclaman sus seguidores, y porque no algún familiar, además de efectuar comparaciones que no condicen con la realidad, todo orientado al fin de contrarrestar el avance hacia la profundización de un proyecto nacional y popular, marchando hacia una democracia más participativa, que se manifiesta claramente en contra de los monopolios y a favor de una mayor distribución de la riqueza, y que propicia una nueva ley de radiodifusión para dejar atrás la actual ley de la dictadura, que tampoco Alfonsín quiso o pudo derogar, impregnada de Doctrina de la Seguridad Nacional.Del Alfonsín de los últimos tiempos, debemos rescatar la dignidad de denunciar una especie de “golpe de mercado”, orquestado por “los mismos de siempre” como el sabía llamarlos, es decir, los organismos financieros internacionales, los grupos económicos más concentrados, la Sociedad Rural Argentina, los sectores más recalcitrantes de la cúpula eclesiástica y el monopolio de los medios de comunicación, contra el gobierno de Néstor Kirchner, similar al sufrido por él en otros tiempos; y más recientemente, seguramente con el recuerdo vivo de los silbidos recibidos por él en la Sociedad Rural, y ante la virulencia de los cortes de ruta hasta llegar a un lockaut patronal, la promoción de agresiones a funcionarios, las exigencias de los “rentistas sojeros”, que persiguen como único objetivo el eliminar las retenciones a la soja, para aumentar sus privilegiadas rentas y evitar la redistribución de la riqueza, siempre apoyados por otros sectores que también forman parte de “ los mismos de siempre”, soportados por la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, Alfonsín elevó sucesivos pedidos de diálogo y cordura, a los cuales la prensa mediática le restó trascendencia y casi todo el arco opositor, incluyendo a los mismos radicales, hicieron oídos sordos, aliándose a la “mesa de enlace sojera”, en la que uno de sus integrantes se deschavó revindicando a los golpistas.Hoy muchos se atribuyen el legado de Alfonsín, y sin temor a equivocarme, estoy en condiciones de afirmar que pocos radicales lo merecen. Con el tiempo la historia podrá determinar sobre mi acierto o equivocación. Me atrevería a incluir entre ellos, al gobernador Zamora de Santiago del Estero, y el Intendente Giacomino de Córdoba, entre otros, que siempre compartieron la trinchera del gobierno elegido por la mayoría del pueblo ante cualquier intento de golpe “económico”, una nueva modalidad de golpe que reemplaza al militar, y apoyan, tal como ocurrió con casi todos los adversarios políticos en el gobierno de Alfonsín, al gobierno nacional encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, en la profundización del proyecto nacional y popular.

Realdo Gastaldi – DIRIGENTE MUP NACIONAL INTERIOR